SUMARÍSIMO nº 62/1938: Sentencia de Pena de muerte a tres brigadistas norteamericanos

December 19, 2013
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At their arrival to New York on the 17th of March 1940. From left to right: Clarence Blair, Rudolph Opara, Lawrence Fant Doran, Anthony Kerhlicker and Harry Kleiman (Cohn Haber). (AP Wirephoto)

At their arrival to New York on the 17th of March 1940. From left to right: Clarence Blair, Rudolph Opara, Lawrence Fant Doran, Anthony Kerhlicker and Harry Kleiman (Cohn Haber). (AP Wirephoto)

(Versión en inglés.) A principios de febrero de 1940, casi un año después de finalizada la guerra civil española, aún había 8 brigadistas norteamericanos encarcelados en prisiones españolas. Estos voluntarios no habían sido liberados junto al resto de sus compatriotas, pues habían estado sometidos a Causas Judiciales militares por el Ejército vencedor y condenados por supuestos delitos que habrían cometido.

En los archivos militares españoles existen los documentos de sus juicios, y expondremos aquí el caso particular de tres de ellos (1): Anthony Peter Kerhlicker, Rudolph Ludwig Opara (2) y Lawrence Fant Doran.

LA RETIRADA DEL FRENTE DE ARAGÓN (marzo-abril 1938)

El 9 de marzo de 1938, el Ejército de Franco lanzó una ofensiva de gran envergadura que arrasó en pocos días la defensa republicana en al zona de Aragón.

Los brigadistas norteamericanos del Batallón Lincoln-Washington estaban situados en el pueblo de Belchite y de allí, junto con toda la XV Brigada Internacional, empezaron una precipitada retirada por territorio aragonés que duraría hasta el día 18 de marzo, cuando los enviaron a la zona de Cataluña, en la retaguardia republicana. Durante un par de semanas se dedicaron a la reorganización tanto de hombres, debido a las numerosas bajas sufridas, como de material.(3)

Tanto Kerhlicker, Opara como Doran pertenecían al Batallón norteamericano.

De los tres, el más novato era Larry Fant Doran, de 25 años, nacido en Los Ángeles (California), quien había entrado en España el 6 de marzo de 1938 y que cuando llegó a la Base de entrenamiento de Albacete, fue asignado a la Escuela de Oficiales, no incorporándose al Batallón hasta el día 30 de marzo, era el único casado.

El más veterano era Anthony Peter Kerhlicker, quien también era el mayor de los tres, de 31 años, nacido en Polk County (Iowa) pero que residía en Moline (Illinois), y que llegó a España a finales de junio de 1937 alcanzando el empleo de Sargento con destino en un Grupo de Fortificaciones.

Y el más joven era Rudolph Ludwig Opara, de 21 años, nacido en Cleveland (Ohio) que llegó a España a mediados de agosto de 1937.

El día 30 de marzo de 1938 (precisamente el día que Larry Doran se incorpora al Batallón) las tropas nacionales habían conseguido avanzar sus posiciones cruzando el río Matarranya y los hombres de la XV Brigada fueron enviados a defender la línea del siguiente río, el Algars. El Batallón Lincoln-Washington es enviado a defender un camino de acceso desde este río, en una zona situada entre los pueblos de Nonaspe y Batea. Allí fueron atacados por las Unidades de la 55 División del Ejército de Franco, y finalmente se retirarán de esa zona el 1 de abril por la tarde, en dirección a la población de Gandesa, llegando cerca de la misma en la mañana del día siguiente. Allí se verían copados por el fulminante avance de la 1ª División de Navarra que los había embolsado, y la noche del 2 al 3 de abril, al intentar romper el cerco, el Batallón norteamericano dejaría de existir como tal, para disolverse en pequeños grupos aislados de brigadistas que huían de su captura por las tropas enemigas. Y es precisamente en este momento donde empieza la odisea que exponemos de Kerhlicker, Opara y Doran.

CAPTURADOS (27 de abril de 1938)

Mapa del territorio que recorrieron los 3 brigadistas en su huida.

Mapa del territorio que recorrieron los 3 brigadistas en su huida.

Según se extrae de las declaraciones que les tomaron una vez detenidos, en un primer momento los tres protagonistas que nos ocupan iban huyendo por separado, escondiéndose y comiendo en casas de campo y granjas, encontrándose primero Kerhlicker y Opara el día 10 de abril, para más tarde unírseles Doran. No conocemos con exactitud el itinerario que siguieron, pero fueron andando por montes y campos a lo largo de la margen derecha del río Ebro, sin atreverse a cruzarlo, en dirección al mar Mediterráneo.

Mapa del territorio que recorrieron los 3 brigadistas en su huida.

Carl Geiser en su magnífico libro “Prisoners of the Good Fight” que trata sobre los brigadistas norteamericanos encarcelados en España, cuenta que el 19 de abril los tres hombres fueron capturados(4), cosa inexacta, pues en los documentos del Sumarísimo consta que su detención ocurrió el día 27 de abril. Ello significa que estuvieron huyendo durante 24 días,  en los que recorrieron unos 90 kilómetros por territorio desconocido para ellos, la distancia que separa el municipio de Gandesa y el de Sant Carles de la Ràpita donde fueron apresados(5).

La población había sido ocupada por el ejército de Franco el 19 de abril y en las dependencias de su Ayuntamiento se encontraba la Comandancia Militar del 2º Regimiento de Flechas Negras, una Unidad italiana del CTV.

Foto antigua de la casa de la Torre del Moro donde fueron capturados. Un magnífico edificio con torreón fortificado del siglo XVI que había formado parte de una antigua línea de defensa y vigía del litoral marítimo. (Foto cedida por Paco Carles. Sant Carles de la Ràpita)

Foto antigua de la casa de la Torre del Moro donde fueron capturados. Un magnífico edificio con torreón fortificado del siglo XVI que había formado parte de una antigua línea de defensa y vigía del litoral marítimo. (Foto cedida por Paco Carles. Sant Carles de la Ràpita)

Hasta allí se dirigió Domingo Vizcarro Sanz, de 19 años, vecino del dicho pueblo, a las 12´00 horas del mediodía del 27 de abril para denunciar la presencia de tres “milicianos, al parecer rojos(6)” en una finca cercana al casco urbano.

Según relata en su declaración, tomada dos días más tarde, él y su compañero Tomás Subirats Aguilá, de 18 años, se dirigían en un carro a la finca del padre de éste último, llamada Torre del Moro, con cultivos de olivos y algarrobos, desde la que se divisa la bahía del puerto natural a un kilómetro aproximadamente.

Antes de llegar al edificio que da nombre a la finca, se encontraron con un hombre que mediante señas y alguna palabra suelta en español, les pedía comida.

Su respuesta fue que bajara al pueblo, pero les replicó que no lo haría pues el pueblo era fascista y finalmente los jóvenes lo invitaron a subir al carro, prometiéndole que le facilitarían algo de comer.

Tras subir, el desconocido llamó a dos individuos más que estaban escondidos entre los matorrales, quienes se acercaron hasta el carro.

Los brigadistas vieron el emblema de la Falange en el carro y dijeron que antes morirían que ser fascistas y mostraron una granada de mano. También preguntaron si Tarragona estaba ya ocupada.

Los dos chicos llevaron a los tres norteamericanos a la casa de la Torre del Moro y los dejaron allí para que se prepararan la comida. Y quedaron confiados mientras Domingo Vizcarro corría a denunciar su presencia a las Autoridades militares que ocupaban Sant Carles de la Ràpita y el otro los vigilaba a una cierta distancia.

Foto antigua de la casa de la Torre del Moro donde fueron capturados. Un magnífico edificio con torreón fortificado del siglo XVI que había formado parte de una antigua línea de defensa y vigía del litoral marítimo. (Foto cedida por Paco Carles. Sant Carles de la Ràpita)

La Patrulla que fue enviada en su captura, estaba compuesta por el Sargento italiano Michele Frappampina, y un Cabo y dos Soldados españoles.

En la declaración que se tomó al italiano 4 días más tarde por la Autoridad Judicial militar, aseguraba que uno de los brigadistas al verlo, hizo ademán de lanzarle una granada, pero que no la tiró al darse cuenta que no iba solo, entregándose finalmente sin resistencia.

Capturados como antes queda expuesto el día 27 de Abril, no se les tomó declaración hasta 6 días más tarde, el 3 de mayo. En sus declaraciones delante del Juez Instructor, el Capitán Jesús Dapena Mosquera, con el Secretario, el Alférez Antonio Martínez Aduriz, intervino como traductor el Brigada de la Escala de Complemento José María Comalrena de Sobregrau Egozcué.

El primer interrogado fue Kerhlicker el día 3 y los otros dos al día siguiente. Los tres manifestaron lo mismo, que encontrándose sin empleo, habían venido a España a trabajar y se vieron enrolados en las Brigadas Internacionales en contra de su voluntad.

Kerhlicker alegó que vino para trabajar como pintor decorador de hospitales; Opara que una organización de Cleveland le dijo que le proporcionaría trabajo de maquinista en España; y Doran que una agencia llamada “All Nations Employment Agency”(7) le prometió encontrarle trabajo en alguna industria metalúrgica española. Evidentemente todos mintieron para no admitir que habían venido a luchar voluntariamente contra el Ejército del cual eran prisioneros en aquellos momentos.

Prison of Vinaròs located in the former convent of San Francisco, where the three Lincolns entered on May 13, 1938. (CDGCE Vinaròs)Los tres también declararon que nunca habían usado un fusil. Kerhlicker alegó en su descargo haber estado destinado en una Sección de Fortificaciones; Opara en la de Municionamiento y Doran haber recibido instrucción como Sanitario.

Anecdóticamente Doran quiso añadir que durante los 7 días que llevaba detenido había recibido mejor trato que durante todo el tiempo que estuvo con las Brigadas Internacionales. Pero según cuenta Carl Geiser, “los italianos no solo les pegaron sino que ni les dieron comida durante los primeros 4 días con la excusa de que los iban a ejecutar”.(8) En fin, todo eran mentiras o medias verdades para salvar sus vidas.

El asunto se complicó cuando al día siguiente se volvió a tomar declaración al Sargento italiano Frappampina y éste rectifica su historia primera añadiendo que uno de los brigadistas, Larry Doran, tenía dos granadas y que les lanzó una que hizo explosión, pero sin herir a nadie, y que la otra se la ocuparon seguidamente. En los siguientes días se procedió por la Autoridad judicial a interrogar a los Soldados de la Patrulla, que ratificarán la versión dada por el italiano. Pero cuando toman declaración a los dos chicos delatores, ambos niegan haber oído una explosión durante la captura. Ante esta contradicción el 10 de mayo se volvió a interrogar a los brigadistas, quienes negaron que poseyeran más de una granada y afirmando que la entrega de ésta fue voluntaria.

Contrastando los diferentes testimonios, se puede afirmar con contundencia que se les preparó una trampa para poder ser inculpados de hechos más graves en el juicio militar al que se verían sometidos.

DOS JUICIOS Y DOS SENTENCIAS (16 y 23 de mayo de 1938)

El juicio del Sumarísimo de urgencia, que recibió el número 62/1938, debía celebrarse el 16 de mayo en la población costera de Vinaròs (Castellón), sita a unos 25 kilómetros más al Sur de Sant Carles de la Ràpita, a la que habían sido conducidos por la Guardia Civil, e ingresados en prisión el día 13 de mayo de 1938.

Y llegó el día del juicio. Este sería el típico juicio militar o Consejo de Guerra, pues solo militares desempeñaban los cargos de Presidente del Consejo, Ponente, Vocales, Fiscal y Defensor que “aunque no tuviesen ninguna formación jurídica, las cuestiones legales no debían de representar ningún estorbo a la hora de aplicar penas”,(9) contando los tres norteamericanos  en todo momento con un traductor.

Prisión Central de Burgos, inaugurada en 1932, se encuentra muy cerca de la ciudad de Burgos. (CDGCEVinaròs)

Prisión Central de Burgos, inaugurada en 1932, se encuentra muy cerca de la ciudad de Burgos. (CDGCEVinaròs)

El Consejo de Guerra fue presidido por el Comandante Justo Sevilla Guillen, siendo el Ponente y los tres Vocales Capitanes, sin que consten en los distintos documentos generados los nombres del Defensor ni del Fiscal.  Curiosamente la intervención del Defensor de los acusados no consta entre estos documentos.

La petición del Fiscal fue de pena de muerte para los tres prisioneros y se basó en la patraña urdida con la presunta granada lanzada, añadiendo que manifestaron “que morirían defendiéndose antes que ser fascistas” y que vinieron voluntariamente a alistarse al “Ejército rojo”(10) y los acusó del delito de Rebelión militar, penado en los artículos 237 y 238 del Código de Justicia Militar.(11) Con estos artículos se podía condenar a Cadena perpetua o Pena de muerte, a los que se alzaren en armas contra el Gobierno legítimo. ¡Cuanta ironía encierra esta acusación teniendo en cuenta que el Ejército alzado fue el de Franco!

En la correspondiente sentencia emitida se les condenó a la pena de Reclusión perpetua, siendo ésta firmada por todos los miembros del Tribunal.

Pero aquí no acabaría el Consejo de Guerra, pues ese mismo día hubo el voto particular de un Vocal del Tribunal, el Capitán José Luís Escobar Buiza que haría modificar dicha sentencia. Este Capitán, de 50 años, nacido en Sevilla, ingresó en el Ejército en el año(12) 1909, pero en 1931 se acogió a la denominada Ley Azaña del 25 de abril de ese mismo año y se retiró, reincorporándose al inicio de la guerra en el bando franquista.

Escobar, pese haber firmado la sentencia, disiente luego de ésta y acusa a los reos de ser peligrosos y también responsables de los incalculables “daños que ocasiona la revolución roja” debido a su “participación material y voluntaria”(13) en ésta. Con estos argumentos solicitó que se modificase la sentencia y se los condenara a la pena de muerte.

De todo esto los prisioneros nada sabían y 3 días más tarde, el 19 de mayo, el Auditor de la Plaza de Vinaròs, Ángel Manzaneque Feltrer, anuló el Consejo de Guerra celebrado pues, como ya se ha mencionado antes, no constaba la intervención del Defensor, y ordenó que se pasasen las diligencias a estudio de éste y se volviese a repetir el juicio.

El nuevo juicio sería aplazado hasta el 23 de mayo, a las 16´00 horas.

Se desconoce hasta qué punto los prisioneros eran conscientes de su situación procesal,  pues Carl Geiser en su libro se limita a mencionar que las sentencias de ambos juicios fueron petición de pena de muerte.

El día del segundo juicio hubo dos cambios en los miembros del Consejo de Guerra: el Ponente y uno de los Vocales. Durante el mismo, el Fiscal mantuvo la misma acusación que en el anterior, es decir la pena de muerte. Y el Defensor pidió clemencia para ellos, pues habían venido engañados “por la propaganda grandísima y bien pagada por los dirigentes rojos” y solicitó del Tribunal que “se les consideren prisioneros de guerra contra su voluntad”.(14)

Documentos originales del Sumarísimo nº62/1938 en los cuales se pueden apreciar sus nombres y firmas. A.H.D.(Archivo Histórico de Defensa), CDGCEFundCaixaVinaròs

Documentos originales del Sumarísimo nº62/1938 en los cuales se pueden apreciar sus nombres y firmas. A.H.D.(Archivo Histórico de Defensa), CDGCEFundCaixaVinaròs

En este nuevo juicio los procesados fueron interrogados: Opara no dijo nada, Kerhlicker comentó que en las cartas escritas a sus amigos les indicaba siempre que él trabajaba en una Sección de Fortificaciones y Doran comentó que nunca había disparado contra ningún soldado de Franco.

En esta ocasión la sentencia sí sería definitiva y se los condenó a Pena de muerte y no sólo se les acusaba de “autores por participación directa, material y voluntaria” en la rebelión militar, si no que se les imputaba “las agravantes de peligrosidad social de los delincuentes”.(15) Al día siguiente, el Auditor declaró firme la sentencia, quedando pendiente el cumplimiento de ésta a la espera de recibir el preceptivo “Conforme” del Cuartel General del General Franco.

La respuesta de Burgos no llegó hasta tres semanas después, el día 13 de junio, y se les notificó a los tres brigadistas que Franco “se ha dignado conmutarles”(16) la pena de muerte por la inferior en grado, es decir a 30 años de prisión, por la que no deberían ser  liberados hasta el 27 de abril del año 1968. Según Carl Geiser la conmutación de pena vino dada a que Franco visitó la zona.(17)

La condena fue pues la misma para los tres norteamericanos, desmintiendo lo que insinuaba Cecil Eby en sus dos libros, de que el caso de Larry Fant Doran era especial para las autoridades de la España de Franco debido a compartir apellido con el famoso Comisario Político desaparecido en la retirada: Dave Doran.(18) Según él, las Autoridades sospechaban que pudiera ser la misma persona. Pero la teoría de Eby queda del todo infundada cuando se constata en el Sumarísimo que casi en ningún documento consta su nombre correcto, siempre refiriéndose a él como Laurence Fant Dorance, por lo cual no existió tal sospecha.

PRISIÓN Y GESTIONES PARA SU LIBERACIÓN

A partir de este momento los tres hombres correrán el mismo destino, y aún cuando Carl Geiser insinúa que Opara pudiera haber estado en otra prisión, los tres norteamericanos serán llevados primero a la Prisión Central de Zaragoza el 3 de julio y luego el 5 de septiembre a la Prisión Central de Burgos(19) donde quedarán ya recluidos definitivamente.

Los prisioneros internacionales eran liberados por intercambio con prisioneros también internacionales (italianos y alemanes)  del bando franquista. Así pues la primera liberación de voluntarios norteamericanos se produjo el 8 de octubre de 1938 en la que 14 brigadistas fueron intercambiados por 14 prisioneros italianos en Irún. El embajador norteamericano en España, Claude G. Bowers, conocido pro-republicano, realizó las gestiones. La siguiente liberación de norteamericanos fue el 22 de abril de 1939, también en Irún, en la que se intercambiaron 71 brigadistas. De allí marcharon hacia Le Havre y luego, con el billete pagado por la asociación de familiares de brigadistas (FALB), zarparon hacia Nueva York. La gestión también fue llevada por Bowers pero al finalizar la guerra, éste dimitió y fue H. Freeman Matthews (Chargé d’affairs) quien gestionaría este canje.

Pero no todos los brigadistas norteamericanos habían conseguido ser liberados, pues aún quedaban 11 internados en San Pedro de Cardeña y 8 más en otras cárceles, entre ellos Kerhlicker, Opara y Doran. Estos 8 estaban sujetos a Procedimientos penales, es decir que todos habían sido juzgados y condenados por la comisión de supuestos delitos.

Con la guerra finalizada ya no hay intercambios y empezará la labor diplomática entre Estados Unidos y España para conseguir su liberación. Para entender mejor el asunto diplomático para la liberación de los brigadistas norteamericanos se ha publicado un libro “Roosevelt y Franco: de la guerra civil española a Pearl Harbor”(20) que relata minuciosamente los entresijos de la alta política entre ambos países.

El nuevo embajador norteamericano, será Alexander W. Weddell; nombrado el 13 de abril de 1939 no llegará a España hasta mayo. Antes se entrevistó con el Subsecretario de Estado, Sumner Welles, y en su agenda de trabajo traerá varios temas:

• la petición del nuevo Gobierno español de un crédito para la adquisición de algodón en EE.UU.

• la solicitud estadounidense de entrada del Coronel Sosthenes Behn propietario de la ITT (International Telephone & Telegraph Corporation) y a su vez propietario mayoritario de la CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España) para ponerse al frente de dicha empresa

• y por supuesto la demanda de liberación de los brigadistas norteamericanos que quedaban aún cautivos.

Paradójicamente Weddell no simpatizaba con los brigadistas, tal y como contará en una carta de abril de 1940 a su amigo Thomas Benjamin Gay (importante abogado de Richmond como él mismo), donde calificaba a los voluntarios de equivocados y mal informados.(21)

El 14 de junio de 1939, Earl T. Crain, tercer Secretario de la embajada estadounidense, visitará a nuestros tres protagonistas y les llevará un paquete con comida y ropa. Según cuenta Geiser en su libro, Doran, que está en la enfermería, le explicó a Crain que en la prisión los trataban mejor de lo que los trataron los soldados italianos que los capturaron; él tiene sarna, reumatismo y dolor de estómago. Opara está pálido y delgado, sufre un caso severo de sarna y tiene 2 forúnculos. De Kerhlicker comenta que tiene buen ánimo y se encuentra en buenas condiciones.

Una semana después, el 22 de junio, el embajador Weddell se reunirá con el Ministro de Asuntos Exteriores español, el Conde de Jordana, para tratar el tema de los 19 brigadistas que quedaban por liberar arguyendo que este asunto entorpecía las relaciones entre los dos países. Le informa que el Departamento de Estado estadounidense está recibiendo muchas peticiones de los familiares en este sentido y se queja que la Auditoría de Guerra aún no le había proporcionado una lista con todos los nombres y las circunstancias de las acusaciones que se les imputaban. Jordana se comprometió a solucionar el asunto, pero solo de los que no estuvieran implicados en delitos específicos (de esta lista quedaban fuera precisamente nuestros tres hombres).

El 20 de julio de 1939, se reunieron por segunda vez el Consejero Robert M. Scotten con el Subsecretario de Asuntos Exteriores Domingo de las Bárcenas y el español le sugirió que “si puede conseguir el crédito de algodón, el Generalísimo no sólo permitirá el regreso de Behn, sino que también autorizará la liberación de los prisioneros”.(22) Así pues estos tres temas quedarán ya enlazados en todo momento.

Dos días después de esta entrevista el Secretario de Estado norteamericano, Cordell Hull, anunciará al embajador Weddell la concesión del crédito para comprar 250.000 balas de algodón, aunque aún no se anunció públicamente.

El 24 de julio de 1939, Weddell se entrevistará primero con Franco quien le asegurará que los prisioneros serían liberados, y luego se reunirá con el Conde de Jordana, quien ratifica la liberación de un  número indeterminado de brigadistas pero no garantizaba a los sentenciados con cargos específicos.

Así pues, dos días después, el Departamento de Estado contactó con la Asociación de familiares de brigadistas (FALB) para comunicarles la noticia y les instó a recaudar fondos para pagar los billetes de su retorno (se organizaron campañas en este sentido) y la Asociación de Antiguos Voluntarios (VALB) también hicieron su aportación económica. La administración de Roosevelt aunque ayudaba con las gestiones de las repatriaciones, no pagaba los gastos de las mismas.

El 7 de agosto de 1939 se anunció públicamente la concesión del crédito para la adquisición de las balas de algodón y el día 25 del mismo mes se liberarían 11 brigadistas, los que aún quedaban en San Pedro de Cardeña y no habían sido incluidos en el masivo intercambio del mes de abril anterior.

Pero todavía quedaban 8 voluntarios por repatriar, los que según las autoridades españolas habían cometido delitos: Anthony Kerhlicker,  Rudolph Ludwig Opara y Larry Fant Doran encarcelados en la prisión Central de Burgos; Alf Anderson(23) y Reuben Barr (Conrad Henry Stowjewa) en la prisión Central de Zaragoza; John Clarence Blair y Harry Kleiman (Cohn Haber) en la prisión de Valdenoceda y Harold E. Dahl en la de Salamanca.

El 10 de agosto es nombrado un nuevo Ministro de Asuntos Exteriores, el Coronel Juan Beigbeder y el embajador norteamericano lo presionará amenazándolo que de no resolverse el asunto de la CTNE, no se concederían más créditos a España.

El tiempo fue pasando y en noviembre de 1939 el Subsecretario Sumner Welles escribió a Weddell después de una entrevista con el embajador español en EE.UU., Juan Francisco de Cárdenas:

“…es difícil comprender la demora del Gobierno español a la hora de cumplir la promesa que el general Franco le hizo en persona de liberar al resto de ciudadanos americanos que siguen detenidos como prisioneros de guerra… Considerando lo que hemos hecho por España en cuanto a créditos y demás, me parece que ahora está claro que le toca mover ficha a España. La liberación de estos hombres, el proceso de ciudadanos americanos detenidos bajo distintos cargos no relacionados con servicio militar hostil, y un acuerdo rápido y equitativo con los propietarios americanos de la Compañía Telefónica parecen lo mínimo que podríamos esperar.”(24)

Como se puede apreciar, las relaciones económicas entre ambos países serán claves para la liberación de los prisioneros.

Antes de Navidad, el 12 de Diciembre de 1939, Crain, el tercer Secretario de la embajada norteamericana en Madrid, volverá a visitar a nuestros tres protagonistas en Burgos y les entregará unos paquetes preparados por la mujer del embajador, con comida, zapatos, ropa y cigarrillos.

A inicios de enero de 1940, el tema de la CTNE sigue sin resolverse  y a finales de ese mes será el embajador español en EE.UU., Juan Francisco de Cárdenas el que se entrevistará con el Subsecretario Sumner Welles y le solicitará un crédito para la fabricación de moneda de níquel, llevándose el embajador una severa amonestación por la rígida postura del Gobierno español.

El 3 de Febrero el embajador Cárdenas enviará un telegrama al ministro Beigbeder donde le advierte que teme que no habrá concesión de dicho crédito hasta que “no encontremos una fórmula para  complacerles.”(25) Así pues la fórmula será la liberación de los 8 presos norteamericanos, pues el asunto pendiente de la CTNE no se resolvería hasta agosto.

LA LIBERACIÓN (22 febrero de 1940)

A su llegada a Nueva York el 17 de marzo de 1940. (De izquierda a derecha) Clarence Blair, Rudolph Opara, Lawrence Fant Doran, Anthony Kerhlicker y Harry Kleiman (Cohn Haber).  (AP Wirephoto)

A su llegada a Nueva York el 17 de marzo de 1940. (De izquierda a derecha) Clarence Blair, Rudolph Opara, Lawrence Fant Doran, Anthony Kerhlicker y Harry Kleiman (Cohn Haber). (AP Wirephoto)

En el contenido del Sumarísimo nº 62/1938 no aparece ningún documento referente a los tres norteamericanos desde agosto de 1938 hasta el 17 de febrero de 1940, en cuya fecha se envió una comunicación desde la Prisión Central de Burgos al Juez Militar de Vinaròs anunciándole que ese mismo día, los tres voluntarios habían sido puestos en libertad por conmutación de la pena.

Bajo custodia, pasarían por Madrid y según la prensa estadounidense, vestían las prendas que les regalaron por Navidad. Supuestamente vieron a Crain y éste comentó que estaban “muy, muy felices”.(26)

El 21 de febrero ingresarán en régimen de tránsito en la Prisión Provincial de Sevilla, donde se encontrarán con Harold E. Dahl, John Clarence Blair y Harry Kleiman que habían sido trasladados desde sus respectivas cárceles donde se encontraban internados.

Al día siguiente por la noche, serían entregados al cónsul John N. Hamlin y embarcarían en el buque Exiria hacia Nueva York. Solo iban 6 brigadistas pues Alf Anderson y Reuben Barr llegaron más tarde y zarparon posteriormente en otro buque, el Exford. Los billetes fueron pagados con los fondos de las asociaciones norteamericanas de brigadistas.

La salida de España de los 6 norteamericanos fue noticia en EE.UU. pues Harold E. Dahl era ya un famoso aviador. Cayó prisionero el POWS_Picture612 de julio de 1937 y según consta en los periódicos de la época, éste se libró de la pena de muerte gracias a su bella mujer, Edith Rogers Dahl, conocida cantante de club nocturno, que escribió una carta a Franco pidiendo clemencia e incluyendo una foto suya un tanto provocativa. Supuestamente Franco respondió asegurándole que su marido estaría a salvo y concluyó la carta con un “Su obediente siervo besa su pie”.

A su llegada al puerto de Nueva York, Dahl fue retenido por la policía por unos cheques sin fondos que había librado en 1936, según cuenta el embajador Weddell a un familiar el 5 de abril de 1940.(27)

En el buque Exiria, fue la primera vez en 2 años que los tres brigadistas comieron carne, según contó Kerhlicker a la prensa a su llegada.(28)

LA JUSTICIA ESPAÑOLA LOS SIGUIÓ RECLAMANDO

Pero curiosamente los documentos del Sumarísimo nº 62/1938 no acaban con su salida del país.

El 4 de marzo de 1943, 3 años después de su liberación, la Comisión Provincial de Examen de Penas de la población de Castellón de la Plana propuso la conmutación de sus penas de 30 años por 6 años de prisión menor, pero la Comisión Central denegó la propuesta y las conmutó a 12 años de prisión mayor.

La inoperancia de la justicia española no tenía límites pues 2 meses más tarde el Juez Militar de Castellón solicitó a la prisión de Burgos la dirección de residencia y domicilio de los brigadistas (quienes deberían encontrarse aún en España, según la Administración de Justicia militar) para comunicarles dicha conmutación.

Y por increíble que pueda parecer, el tema aún colea 12 años después de su marcha, pues en febrero de 1952, la Prisión Central de Burgos contestará a una carta del Comandante Juez del Juzgado Militar nº 3 de Castellón de la Plana informándole que en el año 1940 los tres norteamericanos ya salieron de la prisión en dirección a Sevilla, acompañados de sus expedientes penales para ser expulsados del país. (Aunque estos expedientes no llegaron nunca a Sevilla, según consta en una carta de esta prisión).

A finales de agosto de ese mismo año, por fin, será ya enviado el Sumarísimo a la Fiscalía Jurídico Militar de Valencia (Sección de Estadística) y finalmente el 29 de enero de 1954, casi 14 años más tarde de su expulsión de España, la justicia española da por cerrado el Sumarísimo nº 62/1938.

Anthony Peter Kerhlicker, Rudolph Ludwig Opara y Lawrence Fant Doran, morirían años más tarde en su país natal ignorantes de algunas de las circunstancias que se exponen en este artículo.

Anna Martí Centellas: Nacida en Terrassa (Cataluña, España) en 1970. Trabaja en un parque natural y es apasionada de las Brigadas Internacionales de habla inglesa.

Francisco Cabrera Castillo: Nacido en Vinaixa (Cataluña, España) en 1951 y residente en Gandesa. Militar retirado e investigador de la Guerra Civil española. Es autor del libro “Del Ebro a Gandesa”  y co-autor de “El frente invisible” sobre la historia de los guerrilleros republicanos 1936-39.

 

NOTAS

1. Sumarísimo nº 62/1938 de la Auditoría de Guerra de Vinaròs (Castellón). A.H.D. (Archivo Histórico de Defensa), CDGCEFundCaixaVinaròs.

2. Aunque en los documentos del  Sumarísimo él firma con el apellido Opara, en otras listas puede hallarse como O’Para o Opera.

3. Anna Martí “Siguiendo los pasos del batallón Lincoln-Wahington”, “The Volunteer” septiembre 2012. https://albavolunteer.org/2012/07/siguiendo-los-pasos-del-batallon-lincoln-washington/

4. Carl Geiser “Prisoners of the Good Fight”, ed. Lawrence Hill & Company, p. 227

5. Sant Carles de la Ràpita es un pueblo de la costa mediterránea situado cerca de la desembocadura del Ebro. Fundado en el siglo XVIII por el Rey  Carlos III, en un principio fue diseñado arquitectónicamente sobre el plano con edificios majestuosos que nunca se acabaron. 

El casco urbano está asentado a los pies de la Serra del Montsià, cadena montañosa que discurre paralela a la costa, y se ubica a lo largo de la bahía natural de los Alfachs conformada por los sedimentos arrastrados por el Ebro, que le sirve de puerto natural para embarcaciones de no excesivo calado. 

En 1938 la población del municipio era de unos 6.000 habitantes que se dedicaban a la pesca y la agricultura, básicamente al cultivo del arroz, los olivos y los algarrobos. 

6. Sumarísimo 62/1938, p. 5-6, documento del 28 de abril de 1938.

7. “Agencia de Empleo de Todas las Naciones”

8. Carl Geiser “Prisoners of the good fight”, ed. Lawrence Hill & Company,  p. 227

9. José Manuel Sabín “Prisión y muerte en la España de postguerra”, ed. Anaya, p. 28

10. Sumarísimo 62/1938, p. 23, documento del 13 mayo de 1938.

11.  Decreto-Ley 10 enero de 1937 (BOE nº83 del 11 enero de 1937)

12. Esta Ley se promulgó a poco de haberse proclamado la 2ª República y permitía a los Oficiales pasar a la segunda reserva (prácticamente el retiro); se acogieron militares no afines a la República y al declararse la guerra civil se reincorporaron mayoritariamente al bando del Ejército rebelde

13. Sumarísimo 62/1938, p. 24-25, documento del 16 mayo de 1938

14. idem, p. 29, documento del 23 mayo de 1938

15. idem, p. 32-33, documento del 23 mayo de 1938

16. De hecho Franco estuvo en Vinaròs el 31 de mayo con ocasión de pasar una Revista naval, sin que esta circunstancia apuntada por Geiser se fundamente en documentación alguna

17. De hecho Franco estuvo en Vinaròs el 31 de mayo con ocasión de pasar una Revista naval, sin que esta circunstancia apuntada por Geiser se fundamente en documentación alguna.

18. Cecil Eby “Comrades and Commissars”, ed. The Pennsylvania State University Press,2007 p. 380. “Voluntarios norteamericanos”, ed.Acervo, 1974, p. 361.

19. Nuestros tres protagonistas no serán pues llevados al Campo de Concentración cercano de San Pedro de Cardeña donde estaban encerrados la gran mayoría de sus compatriotas. De su vida en prisión casi nada sabemos pues han desaparecido sus expedientes, pero como la de cualquier prisionero en las cárceles de Franco, no debió ser muy halagüeña.

20. Joan Maria Thomàs “Roosevelt y Franco. De la guerra civil española a Pearl Harbor”, ed. Edhasa, año 2007

21. Idem p. 566

22. Idem p. 161.

23. También puede encontrarse en listas o documentos como Alf Andreasen.

24. Idem p. 171-172

25. Idem p. 177

26. “The Evening Independent” 22 febrero de 1940.

27. Joan Maria Thomàs “Roosevelt y Franco. De la guerra civil española a Pearl Harbor”, ed. Edhasa, año 2007, p. 573

28. “The Pittsburgh Press”, 18 marzo de 1940

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One Response to “ SUMARÍSIMO nº 62/1938: Sentencia de Pena de muerte a tres brigadistas norteamericanos ”

  1. […] Sumarísimo 62/1938: Sentencia de Pena de muerte a tres brigadistas norteamericanos que Franco no se… […]